lunes, 26 de julio de 2010

Lunes



Has visto como se escapan los lunes, el fin de semana se va tan deprisa, y es cuando te das cuenta que estas enredado en algo que no disfrutas, y vas observando como pasan las horas, soñando que algo se vuelve realidad pero te das cuenta que solo fue un momento y estas viviendo otro lunes mas.


Y ves como pasa la vida, es como una brisa que pronto se va y en el diario andar hemos perdido el valor de las cosas que importan de verdad, aquellas pequeñas cosas que le dan sentido a mi vida, a la tuya y a esta humanidad.


Pero simepre hay una salida, asi que abre los ojos y mira hacia arriba, no dejes que se te escape la vida, camina adelante y no pierdas tiempo que afuera hay un cielo que espera por ser descubierto...es hora de cambiar y no seguir igual...siempre hay una nueva oportunidad.

miércoles, 14 de julio de 2010

Miedo que da risa



CASO 1: Tú estás por la noche en la cama y oyes un ruido extraño, ¿y qué haces? ¡Te tapas con la sábana! ¡Muy bien! ¿Qué pasa, que la sábana es antibalas? ¿Que si viene un malo con un cuchillo no va a poder atravesarla, se le va a doblar la hoja?¡¡Hombre, por favor!! ¿ Y cuando nos da por mirar debajo de la cama? ¡Hombre, que ya tenemos una edad! Además, suponiendo que haya un asesino debajo de la cama, ¿qué ganas mirando? ¡Que te mate antes! Muy bien, fantástico. ¿Se imaginan que un día nos encontrásemos a alguien debajo de la cama? ¿Qué le diríamos?:
- Buenas nocheeees... ¿Qué? Asesinando, ¿no?
- A veeer..., hay que ganarse las lentejas.
- ¡Pero hombre de Dios! Salga de ahí que se va a quedar frío. Ande, suba, que va a coger asma con tanta pelusilla. Máteme en la cama, que estará más cómodo.
Otra reacción estúpida ante el miedo es mirar dentro del armario, que ya es el colmo. Porque, vamos a ver ¿a alguien le cabe un señor dentro del armario? Pero si el día que planchas no sabes dónde meter toda la ropa, ¿cómo se va a meter un tío ahí dentro? !!


CASO 2: Oyes un ruido raro en casa y te levantas, acojonao, en calzoncillos o sin ellos , y preguntas: -¿Hay alguien ahí? ¿Pero qué te crees, que si hay alguien te va a contestar?
Lo mejor es cuando llegas a la conclusión de que si hay alguien sólo puede estar detrás de la puerta del cuarto de baño, porque lo demás ya lo has registrado y, ¿qué haces? Asomas la cabeza poco a poco, más que nada para que, si hay alguien, te dé a gusto. ¡Ay!


CASO 3: Otra. Vas en un coche y, de repente, el conductor empieza a correr como si fuese Carlos Sainz, pero sin Carlos y sin Sainz, y tú acojonado. ¿Qué haces? Lo normal, protegerte: te agarras a la asita de plástico que hay encima de la puerta. Ya se puede estampar si quiere, que tu vas cogido a la asita...
En esta situación lo que hacen las madres es agarrarse al bolso y ponérselo delante, como si fuese un airbag.

CASO 4:¿Y cuando vas en bicicleta bajando una cuesta y aquello se embala? ¿Qué es lo que se te ocurre? Quitar los pies de los pedales. ¡Muy bien, muy inteligente! Cuando te descontrolas del todo, sueltas también las manos del manillar. Eso es. Pero ¿qué crees que va a pasar? ¿Que vas a salir volando como E.T.?

CASO 5: Cuando nos van a poner una inyección, ¿qué hacemos? Poner el culo tan duro que la aguja rebota. Sabemos que duele más, pero no podemos evitarlo. Y es que el miedo nos incita a hacer una idiotez detrás de otra.

CASO 6: Tienes que bajar al garaje y no hay luz. Empiezas a pensar en fantasmas o en si habrá alguien escondido y, ¿qué haces? Cantar. ¡Miedo, tengo miedo, no lo sabes tú muy biebebeben! Eso es, da más datos. Lanza una bengala

martes, 6 de julio de 2010


No es el crítico el que cuenta; no el hombre que señala al fuerte que tropieza, o comenta donde el que hizo, pudo haberlo hecho mejor. El crédito pertenece al hombre que está realmente en la arena, cuya cara se mancha de polvo, sudor y sangre; que lucha valiéntemente; que se equivoca, que falla una y otra vez, porque no hay esfuerzo sin error y defecto; pero que de igual forma se esfuerza por hacer; que conoce el gran entusiasmo y las grandes devociones; que se entrega a si mismo en una causa justa; quien en lo mejor conocerá al final el triunfo de los altos logros, y quien a lo peor, si falla, por lo menos fallará atreviéndose, para que su lugar nunca sea con esas almas frías y tímidas que nunca conocieron ni victoria ni derrota.